La Rioja, en vino y en directo


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La Rioja, “en vino y en directo”
Del 1 al 5 de julio de 2019

A Pepi y su presencia en la distancia..
Tan lejos y tan cerca. 30 años viviendo en Pamplona y Logroño a tan sólo 60 kms de distancia (algunos champiñones con alioli hemos catado en la Calle del Laurel) la provincia de la Rioja, seguía siendo hasta la fecha la gran desconocida… Viajes de un día para recorrer las calles de Laguardia o Nájera ya habíamos tenido el placer de disfrutarlos, pero recorrer la pequeña región a fondo, lo teníamos pendiente, y en estos primeros de julio por lo menos lo teníamos que intentar. Mi Santo esta vez no pudo venir, en casita de baja por operación de menisco, pero la madre de mis días, siempre dispuesta a tirar millas, no se lo pensó dos veces cuando le propuse acompañarme. También se apuntó mi amiga Marijose, y juntas echamos unas cuantas risas, viene bien un viaje de vez en cuando sin testosterona circundante, sólo y para mujeres.

Lunes 1 de julio: desde Castellón a Logroño
5 horas exactas nos costó llegar a Logroño saliendo a media mañana. Parada en la autovía mudéjar a la altura de Cariñena y después de pasar por Zaragoza, en pocos kilómetros nos desviamos por la autopista a la izquierda hacia Logroño, en vez de seguir por la derecha como siempre hacia Pamplona. A las 6 en punto de la tarde nos esperaba nuestro anfitrión de AIRBNB Daniel, en el portal del que iba a ser nuestro rincón riojano durante la semana, hasta el viernes. El apartamento no está mal pero acostumbrada a la vida en el campo donde no se oye un ruido, tuve que hacer grandes esfuerzos para dormir escuchando los ruidos de los vecinos. Como decía, el piso se puede recomendar, no está en el centro de Logroño pero la parada de bus está delante del portal, además en el precio va incluida la plaza de garaje y el uso de la piscina que se encuentra en la azotea. Aquí dejo el enlace: https://www.airbnb.es/rooms/28254081?source_impression_id=p3_1565516857_G1%2FVNUpusozfr2G9

Martes 2 de julio: Sierra y pueblos de Cameros
Cuando preparo las rutas por España me suelo basar en un libro de “Pueblos escogidos de España” que me regalaron mis queridos compañeros de trabajo por un cumpleaños. En el caso concreto de esta zona de Cameros, el autor del libro se explaya y dedica a esta zona de la Rioja páginas y más páginas, y yo, pues tenía mucha curiosidad por conocerla, si quiera por darle o quitarle la razón al autor. El día no empezó muy bien, porque por cambios de agenda de última hora la jornada de Cameros la tenía preparada para el miércoles pero la cambié para el martes. Lo tenía claro, hasta que después de media hora de carretera, me di cuenta de que el cambio lo había hecho en mi cabeza pero no lo apunté, y nos vimos cerca de Nájera en dirección a San Millán de la Cogolla, o sea, la ruta que teníamos que hacer al día siguiente con mi amiga Marijose que llegaría temprano por la mañana del miércoles. Así que dimos media vuelta y regresamos a Logroño para coger la carretera a Torrecilla, uno de los primeros pueblos de la ruta de Cameros.

Torrecilla en Cameros a tan sólo 31 kms de la capital, es ya un pueblo rodeado de rocosas y rojizas montañas que recuerdan a las películas del Oeste americano.  https://www.youtube.com/watch?v=sr0oXcMGsTc. A las 10 de la mañana cuando llegamos al centro del pueblo de calles empinadas, al borde del río Iregua, no había casi nadie, unos operarios montando una carpa en la plaza y dos o tres turistas como nosotras. Agua, sonido del agua, en fuentes, río y manantiales, tampoco tanto como en aquel pueblo burgalés, alucinante, Orbaneja del Castillo, pero sí que sentimos su presencia durante nuestro paseo por el pueblo. Junto a la Ermita de San Antón, las mejores vistas del pueblo y de la sierra.  Todo estaba tranquilo, se nota que Torrecilla es un pueblo de “veraneo” y entrada a la Sierra de Cameros, que por cierto está dividida en dos partes, los Cameros nuevos y los Cameros viejos, y este pueblo es cabeza de la comarca de los Cameros nuevos. Antes de seguir con nuestra ruta hacia el siguiente pueblo, nos tomamos un café en una de las dos terrazas que vimos. Clientela singular, un gitano que se estaba echando al buche un mega bocata de jamón con tinto y gaseosa, y una pareja con pinta de yonquis de los 80 que a las diez de la mañana tosían como si no fuesen a llegar al final del día. El camarero-dueño sin pestañear, conocía a los parroquianos y su trabajo consistía en seguir dando alpiste…

A Ortigosa, 18 kilómetros. Parada técnica en una mini gasolinera con la dependienta más borde de la historia de Repsol. Mi pobre madre le preguntó no sé qué y le ladró, porque eso no era hablar, ¡“Señora cómo va a ver aquí baño, no ve que esto es pequeño”!. Yo no daba crédito, enfurruñada nos echó la gasolina y mi madre con su tarjeta en la mano, no se atrevió ni a decirle cóbrame. Salimos disparadas del garito gasolinero, con la mirada puesta en el retrovisor, pensé: ¿se puede ser más borde?.

Ortigosa espectacular, uno de los pueblos más bonitos de los vistos hasta la fecha y, no son pocos… El pueblo está literalmente escalonado en las laderas de dos cerros unidos por dos puentes, uno de ellos, con 54 metros de altura,  metálico, recuerda mucho a los hierros de la Tour Eiffel de París. Este puente modernista une al pueblo con las famosas grutas de la Paz y de la Viña que se pueden visitar. La gruta de La Paz tiene un recorrido completo de 236 m. Espectaculares muestras de estalactitas, estalagmitas, columnas y otras formaciones calizas. La gruta de La Viña tiene una sola boca de entrada y de salida, con un recorrido de 114 m. en horizontal. No entramos a recorrerlas por falta de tiempo pero no me hubiese importado… Lo que sí hicimos fue aparcar en la zona baja y subir por las calles estrechas de la parte más al sur de Ortigosa. Llegamos sin respiración hasta la Iglesia de San Martín, ubicada muy cerca del acceso al puente de hormigón. Desde la pequeña plaza que se encuentra frente a la iglesia hay un mirador con unas vistas increíbles sobre el pueblo y el valle. Recuperamos el aliento, poco a poco, y cruzamos el puente para bajar por el otro lado del pueblo. Vimos unas casonas blasonadas, muchas de ellas, increíblemente bonitas a lo largo de nuestro paseo. Ortigosa fue cuna de muchos indianos que hicieron las Américas y también una localidad muy rica gracias a la Mesta y la explotación de la lana del ganado. ¡Un pueblo espectacular, recomendable al 100%!!

Nuestro siguiente destino: Villoslada de Cameros pero mi madre quiso desviarse unos pocos kilómetros para acercarnos al Rasillo, y conocer un pueblo a orillas de un pantano en donde vivía un conocido. Es otro pueblo bonito de Cameros, aunque no está en cuesta, sino en llano. Impresionante el olmo centenario que preside la plaza donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de las Eras. Para vermutear nos sentamos en la terraza de un bar ubicado en una calle estrecha cerca del Ayuntamiento. Allí preguntó mi madre por la casa de su conocido y le dijo que estaba un poco más alejada del centro. No fuimos porque ya no vive pero sí que no gustó  el pueblo, es pequeño y muy bien cuidado. Seguíamos estando en los Cameros nuevos, y a Villoslada de Cameros llegamos poco antes de la hora de comer. Me metí por donde no tenía que haberlo hecho, por una calle que en un momento dado parecía que no tenía salida y no había manera de dar la vuelta. Al final sí que pudimos salir, siguiendo por la misma calle y gracias a las indicaciones de mi madre que se bajó del coche para ir guiándome. Agobio, la bienvenida a este pueblo también precioso, no la olvidaré en la vida…

Según parece, también aquí tuvieron una época esplendorosa en el siglo XIX con la explotación de la lana, con la fabricación de paños reales en sus 40 telares. Casas enormes y señoriales, se nota el rico pasado de sus pobladores. Además, Villoslada está ubicado en el corazón de la Sierra de Cebollera, declarada Parque natural desde 1995. Las mejores vistas de la localidad, con una perspectiva de todo el pueblo se perciben desde su puente medieval sobre el río Iregua. Para los amantes del senderismo, este parque natural es excepcional: http://sierradecebollera.es/

Volveríamos algún día para adentrarnos en el Parque y perdernos por sus bosques pero ya rozaban las dos y teníamos ganas de comer en algún pueblo de Cameros. Ya rozaban las dos de la tarde cuando llegamos a Laguna de Cameros, después de atravesar 14 lms de prados llenos de vacas pastando e irradiando felicidad. Es pequeño y básicamente consiste en la carretera comarcal bordeada por casas. Vimos una especie de hotel enorme cerrado y un vecino nos explicó que hace años era un hotel exitoso pero con la crisis cerró. Nos avisó que no encontraríamos ningún restaurante para comer ya que el único bar que sobrevive no sirve comidas. Así que seguimos sus consejos y seguimos ruta hasta San Román de Cameros, dónde allí sí que encontramos una fonda dónde nos sirvieron comida casera con muchas moscas pesadas alrededor. La dueña, una octogenaria muy simpática nos recibió con una sonrisa, la que le faltaba a la camarera. Entre plato y plato vimos pasear a una vaca solitaria por mitad de la carretera del pueblo. Se quedó parada justo delante de nuestra ventana un buen rato y las moscas nos dejaron en paz por el mismo rato. En este pueblo tampoco había mucho para ver, nos esperaba el colofón: Soto en Cameros, también digno de parada y visita. Estos pueblos ya se encuentran el Camero Viejo y éste último, en particular, fue capital de la Junta de Rioja durante la Guerra de la Independencia, un territorio prácticamente autónomo desde el que se luchó contra el invasor francés.

Dejamos el coche junto al puente de piedra que cruza el río Leza y fuimos caminando pocos metros hasta la plaza principal, donde se encuentran las escuelas ubicadas en un edificio del siglo XIX, que hoy es sede del Ayuntamiento. En lo alto, asoma la ermita de San Esteban Protomártir, barroca y vigilante. Nos perdimos por sus calles, detrás de la plaza del Ayuntamiento, atraídas por una de las varias casonas blasonadas del pueblo, cubierta casi por entero por hojas de parra virgen. Ni un alma por las calles, las casas señoriales cerradas a cal y canto. Cuesta imaginarse que años atrás este municipio tuviese ajetreo comercial y humano. https://www.youtube.com/watch?v=kJ0dd3Plux4
para los amantes de los dinosaurios, este pueblo es una “mina”, cuenta con dos yacimientos, Soto 1 y 2, en el primero se observan 53 huellas de dinosaurios, con ocho rastros de carnívoros, cuatro rastros de herbívoros que caminaban a dos patas (ornitópodos) y cinco rastros no determinados. El segundo yacimiento cuenta con 154 icnitas, pertenecientes a herbívoros que caminaban a cuatro patas (saurópodos), formando la primera manada de este tipo encontrada en La Rioja. Las huellas de patas delanteras tienen forma de media luna sin señales de dedos y las traseras son grandes, redondeadas, huecas y sin señales de dedos. Aquí dejo un mapa muy completo sobre el parque jurásico de La Rioja: http://centropaleontologicodeenciso.org/wp-content/uploads/2018/06/planoyacimientos-1.pdf.

Entre los Cameros nuevo y viejo hay muchos más pueblos, según el Libro de Pueblos Escogidos de España puedes estar una semana entera recorriendo esta zona de la Rioja,  pero para hacerse una idea de esta comarca tan interesante, la ruta que hicimos creo que es, por lo menos, bastante significativa. A media tarde volvíamos a Logroño, un poco cansadas y con ganas de tumbarnos a la bartola. Pereza nos dio salir a cenar, compramos en un Carrefour cercano a casa y así, sin darnos cuenta nos quedamos catatónicas.

Miércoles 3: Vinuegra de abajo y de arriba, San Millán de la Cogolla, Monasterios de Yuso y Suso, Santo Domingo de la Calzada, Ezcaray y Tricio.
A las 8 de la mañana llegaba Marijose a la estación de autobuses, así que después de dormir unas cuantas horas no se nos hizo tan duro, aunque yo eché de menos mi casa sin ruidos, eso de tener un patio tan estrecho en el piso de AIRBNB, y escuchar todas las conversaciones de los vecinos me amargó la noche pero bueno….gajes del viajero.
No le dimos tiempo ni a tomarse un café, llegar y cargar el equipaje en el coche y en ruta! Nos esperaba otra jornada intensa e interesante.

Primera parada en Vinuegra de abajo, a 68 kms de la capital. Las dos Vinuegras de Abajo y de arriba forman parte del listado de los pueblos más bonitos de España y, aunque llegar hasta ellas cuesta atravesar varias carreteras sinuosas, el esfuerzo merece la pena. Entorno verde, muy verde, mucho más frondosos los bosques de esta zona sureña de la Rioja que en la Sierra de Cameros. El río Urbión que nace en los picos del mismo nombre serpentea por ambos pueblos, entre las casas de piedra roja. Los dos pueblos son de postal, con sus casas de piedra de estilo Indiano. Toda la arquitectura de las Vinuegras denota un pasado espléndido gracias a la trashumancia y a los emigrantes retornados que volvieron a sus lugares de origen mucho más ricos de lo que se fueron.

Las dos Viniegras apenas están separadas por 10 kms. Dos pueblos dónde perderse y que no te encuentren. No vimos el famoso puente de la hiedra de otro pueblo cercano llamado Ventrosa, pero ahora que estoy viendo las imágenes, siento mucho no haberlo visto, es un puente cubierto de hiedras que cuelgan hasta llegar a la superficie del agua del río y es realmente de cuento de hadas. ¡Una pena! Habrá que volver….

Volvimos sobre nuestros pasos desde Vinuegra de Arriba, hacia la de abajo para poder seguir el camino hacia el Monasterio de San Millán de la Cogolla, con sus famosos monasterios de Yuso y Suso. ¡Ojo al dato! Y aviso a navegantes. No hay que subir hasta el pequeño monasterio de Suso en coche, hay que dejar el coche en el parking del Monasterio de Yuso, en la parte de abajo y coger un microbús que te lleva hasta lo alto de un monte cercano dónde se encuentra el otro monasterio. Si no lo haces así, te pasará lo que a nosotras, que subimos y tuvimos que bajarnos sin poder acceder al monasterio. ¿Quién no ha estudiado, o ha oído hablar de las glosas Emilianenses?, pues aquí en Yuso, hace más o menos mil años, un monje se enfrentaba a un códice escrito en latín e iba tomando notas para comprender la gramática y aclarar los significados. Esas notas pasarían a la posteridad a ser conocidas como las Glosas emilianenses, escritas en el habla del pueblo, en romance; las primeras páginas de la literatura española.

La leyenda de la fundación del Monasterio de Yuso es bonita y quiero contarla: el rey navarro García III era muy devoto de San Millán y como acababa de fundar un monasterio en Nájera, quiso llevarse los restos mortales del Santo, que murió con 101 años en las cuevas del pequeño monasterio de Suso, el que se encuentra en lo alto del monte, allí a Nájera. El 29 de mayo de 1053 colocaron los restos del Santo en una carreta tirada por bueyes y así emprendieron el viaje. Pero cuando llegaron al llano, los bueyes se plantaron y no quisieron volver a andar. El rey y toda la comitiva comprendieron que aquello era un milagro, que San Millán estaba imponiendo su voluntad de no pasar de allí y ser enterrado de nuevo en aquellos lugares. Fue entonces cuando el rey mandó construir el reciente monasterio, al que se llamó Yuso (abajo), en contraposición con el de arriba (Suso). Hasta el año 1100 convivieron los dos monasterios, el de arriba de estilo mozárabe y con doble comunidad, la masculina y la femenina, y el segundo, el de abajo reformado con las reglas de la orden Benedictina. Los monjes benedictinos fueron expulsados varias veces, con José Bonaparte, con Fernando VII y con la desamortización de Mendizábal. El monasterio de Suso estuvo abandonado durante más de 30 años, y en el de Yuso después de los benedictinos, lo habitaron misioneros franciscanos y la Orden de los Agustinos recoletos, los actuales residentes en el Monasterio. La Cuna de la lengua castellana, este Monasterio merece la visita.

Si por falta de tiempo, sólo se puede visitar uno de los dos monasterios, el de Suso es de visita obligada. Desde el bus que se coge en el parking de Yuso hasta la cima del monte donde se encuentra el que fue durante años, el lugar donde San Millán, un santo eremita, pasó sus 101 años de vida rezando, hay muy pocos kilómetros, en pocos minutos se llega a una explanada y desde allí a escasos metros se encuentra esta joya de arquitectura románica y mozárabe. Las vistas desde el acceso al Monasterio sobre el valle y el otro monasterio de Yuso son increíbles. El santo eremita supo elegir bien.

El origen del monasterio se inicia cuando se excavaron las primeras cuevas de los monjes ascetas que quisieron acompañar a Emiliano de la Cogolla, más conocido como San Millán. También fue el hogar del poeta y monje Gonzalo de Berceo, hagiógrafo de San Millán.  El sepulcro del santo fue muy venerado y su figura mitificada, al punto que llegó a ser co-patrón de España junto a Santiago.

La mezcla de estilos va del visigótico, al románico, pasando por el mozárabe. En la galería porticada destacan los sepulcros de los siete Infantes de Lara, que encierran una intrincada leyenda de traiciones y venganzas. Un culebrón medieval: https://es.wikipedia.org/wiki/Los_siete_infantes_de_Lara

En la gran sala, donde pueden verse arcos y columnas mozárabes, lo más interesante es el Cenotafio de San Millán (s. XII), ubicado en la cueva donde reposaron los restos del santo hasta que en el año 1076 fueron trasladados al Monasterio de Yuso, donde aún permanecen. El cenotafio es de estilo visigodo, construido con alabastro negro. En la misma cueva se encuentra el que algunos consideran como el altar más antiguo de España. En la Cueva del Osario se puede ver un gran conjunto de huesos humanos apilados, pertenecientes probablemente a diferentes inquilinos del monasterio. En la tercera cueva, con dos niveles, pueden verse los vestigios de las primeras zonas que habitaron los eremitas. Dejo aquí un vídeo con imágenes de los dos Monasterios:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=7&v=d_BmK-FkjwU

Y llegó la hora de comer, eterno dilema, ¿dónde vamos? ¿Qué comemos? Recurrimos al mejor tripadvisor que existe, preguntar a los locales dónde irían a comer. Un señor del pueblo de San Millán de la Cogolla nos aconsejó ir a comer a la Taberna de Badarán, un pueblo cercano y dónde se encuentra, entre otras las bodegas de David Moreno, pero nos pasamos sin querer la desviación y seguimos hasta Santo Domingo de la Calzada. Allí, aparcamos en el paseo principal y volvimos a preguntar a un lugareño. La Ferretería se llama el restaurante que nos recomendó. Un acierto, la verdad. Se trata de una antigua ferretería convertida en restaurante, con una decoración muy sui géneris y un menú que por 11 euros no estuvo nada mal. De plato principal probamos un pescado que no conocíamos, “Zapatero”, que viene a ser lo que en otros lugares se conoce como “palometa” o “japuta”, un pez muy feo pero muy sabroso. Su cocina no pasará a los anales de la historia pero el lugar es original.
https://www.facebook.com/pg/granferreteriabraseria/photos/?ref=page_internal

Después de comer y de echar unas copas de vino de Rioja, obviamente, fuimos paseando hasta la plaza donde se encuentran el Parador nacional y la Catedral. Parada técnica antes en una pastelería donde vendían trufas de vino. La pastelera oronda que nos las vendió a precio de caviar de beluga nos insistió que para las trufas utilizan buen vino de Rioja, no cualquier vino.. Nos debió ver la cara de susto cuando nos cobró…

Había que probarlas. Y al llegar por fin a la plaza, los recuerdos de la infancia afloraron una vez más. Dónde yo veía unas armaduras que daban miedo, y una catedral enorme, 40 años después, entramos en el hall del Parador y no me impresionó tanto como entonces. La catedral grandiosa, ahora me pareció un edificio encajonado al que no entramos porque sólo se podía acceder pagando una entrada de seis euros para ver el interior y el museo. Le pregunté al portero que estaba metido en una casilla más fea que la de cualquier juzgado de provincias sí podíamos pagar sólo por ver el templo, ya que no teníamos tiempo de visitar el museo y me contestó con un rotundo No!. Así que nos dimos media vuelta y seguimos nuestro paseo por el exterior. Es realmente triste,  no es que no te dejen entrar a la iglesia sin pagar, es que tienes que visitar un museo diocesano por narices si quieres entrar. Me parece que el gallo y la gallina que tienen dentro por el milagro de Santo Domingo, no ven a nadie, están más solos que la una… Un vídeo muy bien hecho relata este milagro gallináceo.  https://www.youtube.com/watch?v=eVPyKW4a51E

La Catedral de estilo románico y gótico primitivo, fue comenzada, según los Anales Compostelanos, en el año 1158, con el fin de cobijar los restos de uno de los santos más conocidos y venerados en el Camino de Santiago, santo Domingo de la Calzada, fallecido en el año 1109. Está construida como una iglesia de peregrinaje, ya que se encuentra en el camino francés a Santiago de Compostela, con un característico deambulatorio, tras el altar mayor, que permite la circulación dentro de la catedral. https://www.youtube.com/watch?v=QLtFcavlpBg.

En Santo Domingo además de la Concatedral (hermanada con la de Logroño), ya que la catedral, considerada como tal, es la de Calahorra, hay otros puntos de interés, como la plaza España, una plaza situada en la parte posterior de la Seo, muy amplia, empedrada y medieval. La plaza está flanqueada por varios edificios importantes: el Ayuntamiento, el edificio del Corregimiento de Rioja (del XVIII), y el edificio de la Alhóndiga (hoy dependencias municipales).

El pasado relevante de esta localidad, en el Camino de Santiago, se nota también por sus casonas y palacios, como la Casa de los Salcedo, la Cofradía de Santo Domingo, la Casa de Lorenzo Tejada, o el palacio del Secretario de Carlos V, que ahora alberga el colegio Sagrados Corazones. Después de dar una vuelta por la Plaza España, volvimos sobre nuestros pasos para coger el coche y dirigirnos al último punto de la ruta del día: Ezcaray. Otro lugar que me retrajo a muchos años atrás, cuando con apenas 10 años pasamos un fin de semana con mis primas Begoña y Susana esquiando, o en mi caso tratando de sostenerme sobre las tablas, sin caerme constantemente. La anécdota de aquel viaje la volvimos a recordar con mi madre…. Hay cosas que no se olvidan… Mi madre con tres crías rodeadas de nieve sin poder arrancar el coche, con la llave partida en el motor de arranque. Nos vinieron a rescatar y lo que no recordaba yo, es que el que nos arregló el coche nos condujo a toda pastilla por la carretera.

Volver a Ezcaray tantos años después, y ver esta localidad sin nieve se me hizo raro. Una mezcla de edificios setenteros y una plaza mayor bastante animada, a pesar de que empezó a llover a jarros, justo cuando quisimos pasear por el centro. Los bares de la plaza estaban llenos pero bajo la lluvia, nuestra visita fue meteórica. Ni siquiera llegamos a las pistas de esquí de Val d´Ezcaray, no merecía la pena..  Dimos media vuelta y nos fuimos hasta Tricio, un pequeño pueblo a las afueras de Nájera. Vino Rioja “Luis Cañas”, buen chorizo casero picantón y los mejores anfitriones, ¿qué más se puede pedir?. Ya podía llover a mares, no pudimos tener un mejor final de ruta. Nuestra querida Glori y sus sobrinos nos recibieron con mucho cariño, además, nos dieron varios consejos para la ruta del día siguiente por la Rioja Alavesa. Consejos que seguimos al pie de la letra.

Jueves 4: Laguardia, Ábalos, San Vicente de la Sonsierra, la Bastida, Briñas, Haro, Sajazarra, Briones
A sólo 18 kilómetros de la capital riojana nos encontramos con uno de los pueblos más bonitos de España, Laguardia, la capital de la Rioja Alavesa. Más cercana a Logroño, sin embargo pertenece al País Vasco, a la provincia de Álava. Laguardia es todo un conjunto de interés artístico y arquitectónico. Un lugar-museo, una isla de tranquilidad entre viñedos. Rodeada por una muralla, levantada por el rey Sancho el Fuerte de Navarra, aún mantiene cinco puertas de acceso: Mercadal, Carnicerías, Páganos, San Juan y Santa Engracia. Con un urbanismo típico de los pueblos medievales, Laguardia cuenta con tres calles principales estrechas y alargadas que atraviesan la ciudad de norte a sur, flanqueadas por varias bodegas familiares que se ubican en las cuevas y sótanos de roca horadada. Cerca de Laguardia en Villabuena, se encuentra la bodega de Luis Cañas, podríamos haber hecho acopio del crianza que tomamos la noche previa en Tricio, pero decidí seguir ruta hasta la bodega de Olmaza en San Vicente de Sonsierra que también me recomendó Glori.

Dos edificios destacan en Laguardia especialmente, la Iglesia de San Juan Bautista en el extremo sur y la Iglesia de Santa María de los Reyes en cuyo interior se encuentra un un pórtico realizado en piedra a finales del siglo XIV que conserva intacta la policromía del siglo XVII. Lamentablemente no pudimos verlo, la entrada principal estaba cerrada a cal y canto y en la oficina de Turismo no había nadie. Una pena, siendo un lugar tan visitado podrían por lo menos, mantenerlo abierto, aunque cobren entrada. https://www.youtube.com/watch?v=lOnEThN2C8c

Disfrutamos del paseo por los jardines que rodean la Iglesia de Santa María, donde vimos unas esculturas dedicadas a los viajeros que nos llamaron la atención. Maletas, zapatos, botas de diferentes tamaños, distribuidos en dos mesas de bronce que no pasan desapercibidas. No había casi gente por las calles, los comercios empezaban a abrir sus puertas y al no poder entrar en la Iglesia, volvimos a recorrer las calles de vuelta a la plaza de los Ayuntamientos, sí en plural, porque se mantiene el edificio del siglo XVI del Ayuntamiento Viejo, ubicado junto a la Puerta de Carnicerías y el edificio del Ayuntamiento Nuevo, obra del siglo XIX, conocido por su reloj carrillón con tres autómatas que danzan a determinadas horas. No nos despidieron con campanadas pero sí que nos llevamos un buen recuerdo de Laguardia.

El siguiente destino: Ábalos, es un municipio muy pequeño de la Rioja Alta, a 12 kms de Laguardia,  en el que destaca la Iglesia de San Esteban Protomártir con su portada de estilo Isabelino, y su torre barroca. Paramos el coche muy cerca de la Iglesia, que se encontraba  cerrada a cal y canto, como tantas otras. Pero bueno, sólo por ver el exterior de la Iglesia, merece la pena la parada en Ábalos. En honor al primer mártir del cristianismo, San Esteban, esta iglesia está declarada como monumento nacional: https://www.youtube.com/watch?v=LVULZpzX9bg. Al igual que en Laguardia, no había nadie por las calles, a esas horas matineras y pudimos callejear y contemplar las fachadas de las casonas de Ábalos, en silencio, totalmente a nuestro aire.

Cuando llegamos al siguiente pueblo, la cosa cambió, en la plaza mayor estaba concentrada toda la población y el ambiente era casi dominguero. San Vicente de Sonsierra, que quizás no sea tan bonito como los dos anteriores pero sí cuenta con algunos rincones interesantes. Después de tomarnos el vermut en una terraza de la misma plaza presidida por la fachada del ayuntamiento y una fuente con cisnes decorativos, iniciamos nuestro paseo de ascenso al castillo. Por la calle Carnicerías, nos encontramos con casas blasonadas como el Palacio de los López Cano y la casa palacio de los Davalillo. Al atravesar la Puerta de la Primicia tenemos dos opciones, girar hacia la izquierda y ascender por la Subida de los Disciplinantes (parte del recorrido de las procesiones de Semana Santa) o continuar hacia la derecha, hacia la original calle de la Fortaleza. Por ambos lados, se puede visitar las excavaciones arqueológicas en las que han aparecido restos de viviendas del siglo S.XIV, así como un calado con una bodega excavada en la roca y un lagar semejante a los lagares rupestres que proliferan en campo abierto por toda la Sonsierra. Ascendiendo por un pequeño sendero vimos la Torre del Reloj, construida en el siglo XVII sobre los restos de una torre medieval. Finalmente llegamos hasta la Ermita de San Juan de la Cerca, una de las primeras construcciones góticas primitivas que existen en La Rioja. Por sus dimensiones, debió ser la capilla del castillo y la primitiva parroquia hasta el siglo XVI, en que se construyó la actual. Desde la mitad del siglo XVII es sede de la cofradía de la Vera-Cruz de los Disciplinantes. Y, ¿Quiénes son estos?. Pues resulta que en este rincón de la Rioja aún pervive una tradición ancestral difícil de extinguir pese a la crudeza que conlleva. Los disciplantes en las procesiones de Semana Santa y Viacrucis se auto flagelan la espalda con una madeja conocida como “picaos”. Estos penitentes conservan siempre el anonimato: http://www.sanvicentedelasonsierra.org/es/turismo/los-picaos.
Sin comentarios… (la voz en off del vídeo tampoco tiene desperdicio)

Cerca de esta ermita, la visita al castillo termina con la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XVI) de estilo gótico y el mirador sobre el río Ebro y el puente medieval de Sonsierra que lo cruza. Las vistas desde allí son espectaculares. Del Castillo-fortaleza medieval se conserva una buena parte de sus tres filas de murallas, y el conjunto denota el carácter defensivo que tuvo a lo largo de los siglos entre los reinos de Castilla y Navarra. Soplaba el viento airado en el mes de julio, ¡Cómo atizará en invierno!.

En nuestro descenso hacia la plaza mayor, nos encontramos con tres murales que muestran algunos de los tesoros ocultos de la localidad: “Los Disciplinantes de San Vicente de la Sonsierra”, el “Conjunto Arqueológico de Santa María de la Piscina”, al que más tarde fuimos y el “Guardaviñas de Larrá”. Impactantes los murales, e impactante este pueblo que nos dejó huella. Nos costó un buen rato encontrar el coche, lo había aparcado en una calle de las afueras del centro y fue un momento de tensión, porque no había manera de acordarnos. Al final, calle arriba, calle abajo, lo encontramos. Antes de salir, buscamos la bodega que nos habían recomendado, la bodega Olmaza. Está en un pequeño cerro fuera ya de Sonsierra, de camino a la iglesia románica de Santa María de la Piscina (vaya con el nombrecito).

Cuando llegamos a la Bodega, llamamos pero no respondía nadie. Había coches en la entrada pero no salía nadie. Llamé por teléfono y no hubo suerte, me contestó un señor diciendo que estaban fuera en el País Vasco, en unas jornadas de txacolí y que habían dejado los coches porque habían ido en autobús. Total, que nos quedamos sin vino recomendado. Menos mal, que más tarde hicimos acopio en Haro, la capital del Rioja. Pero antes, nos desplazamos hasta esta joya del románico, la pequeña iglesia de Santa María de la Piscina, rodeada de campos y margaritas en flor. Se trata del edificio más completo y mejor conservado del románico en La Rioja, construido en el siglo XII sin grandes añadidos posteriores. El nombre fue dado en honor de la piscina probática del templo de Jerusalén: https://www.youtube.com/watch?v=yWPDRD94s6A

Merece la pena el desvío para ver el estilo románico de esta Iglesia, aunque sólo pudimos ver el exterior. Rodeada de campos verdes y de una necrópolis situada en el lado este de la Iglesia, que va formando amplios escalones tallados en la roca caliza del suelo. Según leo, en las tres campañas de la excavación se descubrieron 53 tumbas, 39 labradas en la roca caliza de la ladera y 4 junto al muro este de la iglesia, muy próximas al ábside. Las de la primera época (anteriores a la ermita, segunda mitad del siglo X) son antropomorfas, y las de la última época de utilización de la necrópolis son de lajas (siglo XII), habiendo también algún sarcófago exento (siglos XIII y XIV).

Nuestro siguiente destino era La Bastida, cuyo nombre procede de Bastión por su emplazamiento estratégico, siempre en guerras entre castellanos y navarros que codiciaban su dominio). Es otro pueblo alavés rodeado por viñedos. No paramos porque el tiempo se nos había echado encima, pero sí que dejo un vídeo de consolación: https://www.youtube.com/watch?v=jLLMGmQuC9w

De Briñas, a tan sólo 4 kms, no pasamos de largo, aunque la parada fue breve. Ya era la hora de comer y teníamos que llegar aún a Haro. Briñas, también rodeado de viñedos y a orillas del Ebro, es otro pueblo bonito de la Rioja alta. Merece la pena callejear entre sus casas señoriales, auténticas casonas palaciegas, y visitar la Iglesia de la Asunción de estilo Barroco. Dos curiosidades en Briñas: el humilladero, uno de los dos que se conservan en La Rioja, dónde se detenían los presos que iban a ser ahorcados para realizar su última confesión y rezar, y las Chimeneas de las bodegas, que sobresalen en el antiguo barrio de las bodegas, que se utilizan para ventilar las bodegas y expulsar el gas carbónico que se forma por la fermentación de las uvas.

Cuando finalmente llegamos a Haro, (a 5 kms de Briñas) atravesamos el Barrio de la Estación, en la vega del río, dónde se concentran las bodegas de fama mundial: Muga, Ramón Bilbao, López de Heredia, entre otras muchas. Marijose nos contó que suele celebrarse un evento, cada dos años, que tiene buena pinta: La Cata del Barrio de la Estación: consiste en un evento que se celebra en Haro, donde los amantes del vino pueden catar los vinos de las bodegas del Barrio de la Estación, en un ambiente festivo con multitud de actividades. El evento está organizado por seis bodegas históricas y emblemáticas de Rioja, con un reconocido prestigio internacional, ubicadas en este lugar tan especial: CVNE, Gómez-Cruzado, La Rioja Alta S.A., Bodegas Bilbaínas-Viña Pomal, Bodegas Muga y Bodegas RODA.»  A ver si conseguimos cuadrar agendas: https://www.lacatadelbarriodelaestacion.com/

Subimos hasta la plaza mayor y tuvimos suerte de aparcar en pleno centro, porque hacía un calor de muerte. Ya era tarde y lo primero que hicimos fue buscar un sitio para comer. El restaurante Arrope tenía buenas críticas y allá que fuimos. https://www.restaurantearrope.com/. Cometí un grave error, en el menú había marmitako y txitxarro, y yo no sé si me pensaba que estaba en la terraza del  Myflower de Getaria pero pedí dos platos del cantábrico, en pleno mar sí, pero de viñedos…. Resultado: un trozo de pescado seco entre patatas y un txitxarro recocido e insípido que me lo comí sin pena ni gloria. La culpa mía, el resto de platos más “autóctonos” estaban mejor.  Después de comer, el calor seguía siendo agobiante, cruzamos a duras penas la Plaza Mayor de Haro que tiene su aquél, y subimos por un lateral hasta la Iglesia emblemática y barroca de Santo Tomás. Antes de llegar hicimos una parada técnica para comprar vinos en una tienda-bodega con buen surtido. Al final me dejé aconsejar y compré vinos de una bodega familiar riojana. Intento recordar el nombre pero en nuestra bodega particular ya no queda ni una botella de aquel vino, a fecha de hoy, así que obviamente estaba bueno…..

Cargada de botellas, llegué hasta la explanada que rodea la Iglesia barroca de Santo Tomás. A la sombra de un balcón, estuvimos contemplando el exterior de la Iglesia porque el calor atorrante no daba tregua. Las calles de Haro estaban vacías, pero sí que pude imaginar el ambientazo que se forma en torno a la plaza mayor. Aquí no tienen una calle Laurel como en Logroño pero tienen toda una zona dedicada al tapeo, que se llama La Herradura. El centro histórico de Haro cuenta con varias casonas, como el Palacio de los Condes de Haro o el Palacio de las Bezaras. Dejamos la visita más pausada para otro día que no hiciese tanto calor.

Después de Haro, condujimos hasta Sajazarra, cuyo nombre “Laguna de las flores” procede del árabe. Forma parte de la lista de los más bonitos de España, y yo, personalmente, tenía muchas ganas de ir desde hacía tiempo. Cuando llegamos a media tarde seguía haciendo calor pero tuvimos la fuerza suficiente para aparcar el coche a las afueras del pueblo y cruzarlo de cabo a rabo. Es un pueblo de cuento, de esos pueblos en los que todo es perfecto, las calles, la limpieza, las flores y adornos en los balcones. No vimos ni uno de los 120 habitantes con los que cuenta por la calle, o estaban en la siesta o viendo como tres loquitas se paseaban a 35 grados a la sombra. Todas las calles del centro están paralelas entre sí, como corresponde a un recinto amurallado, coronado por un castillo colosal. Después de callejear un rato, hicimos una parada técnica en el Asador Ochavo: http://s680676954.mialojamiento.es/ Lo nombro porque aunque no tuvimos la oportunidad de probar su cocina, ya que llegamos a media tarde, no lo olvidaremos por recuperar la cartera que mi madre se dejó encima de una mesa. Al día siguiente volvimos a por ella. Todo el personal fue muy amable y esas cosas se agradecen.

La guinda de nuestro paseo por Sajazarra, la puso el Castillo medieval, perfectamente rehabilitado por su actual dueño, un empresario barcelonés propietario de la embotelladora y distribuidora de Coca-Cola en España. Su imagen de castillo-fortaleza impone. En un pueblo de “postal medieval”, este castillo sobresale especialmente. En definitiva, La Rioja tiene muchos rincones para ver y Sajazarra tiene “pin” preferente en el mapa.

Y si ya pensábamos que habíamos visto todas las “joyas riojanas”, acabamos el día con otra grata sorpresa: Briones. Conjunto Histórico Artístico, este pueblo dispuesto en una ladera sobre el Ebro, es otro núcleo medieval de gran belleza. Una hilera de Casonas en sillería, rodeadas por unas vistas increíbles sobre los viñedos y los meandros del río. Tres edificios nos llamaron especialmente la atención: el Palacio del Marqués de San Nicolás, del s. XVIII, hoy sede del Ayuntamiento local, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su torre, símbolo de la localidad, y similar a otras torres barrocas de la región como la de Santo Domingo de la Calzada, y por último, la Ermita del Cristo, original edificio circular que recibe al viajero,  ya que se encuentra en el inicio de la calzada adoquinada que conduce al centro del pueblo. Después del calor agobiante que sufrimos durante todo el día, agradecimos la brisa fresca que nos acompañó durante nuestra estancia en Briones. No nos quedamos mucho tiempo, ya que Marijose tenía que regresar a Pamplona. Le llevamos a la estación de autobuses de Logroño y nosotras nos retiramos a descansar, el día había dado mucho de sí.

Viernes: Nájera, Logroño.
Las últimas horas en La Rioja, las pasamos en Nájera. Con la gran suerte de contar con Glori, la mejor guía local, pudimos disfrutar de una visita a la Colegiata de Nájera inolvidable. Cuando alguien quiere y estima las riquezas de su tierra se nota, y esto es lo que nos transmitió Glori. Desde su casa, hasta el centro histórico, fuimos caminando hasta la alameda que bordea el río Najerilla.  Este paseo fluvial me gustó mucho. Cruzamos por el puente y antes de acceder al Monasterio de Santa María La Real, nos “perdimos” por las calles estrechas del centro histórico medieval de esta ciudad que llegó a ser capital del reino de Pamplona – Nájera, precursor del  Reino de Navarra.

Del árabe Naxara (lugar entre peñas), este lugar sirvió de cobijo a la corte de Navarra cuando Abderramán III destruyó Pamplona en el año 924. Al rey García Sánchez se le denominó desde entonces rey de Nájera-Pamplona. Sancho III fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, donde celebró Cortes y otorgó el famoso fuero de Nájera, origen de la legislación navarra y base del derecho nacional. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad en punto clave de la ruta jacobea del Camino de Santiago. Uno de sus hijos, García el de Nájera fue quien fundó el Monasterio de Santa Maria la Real. http://www.santamarialareal.net/

Panteón real, convento y sede episcopal, nada más y nada menos. Según cuenta la leyenda, fue levantado en el lugar que ocupaba una cueva (a la que se puede acceder desde la iglesia) donde el monarca encontró una imagen de la Virgen María. El templo es de origen románico, pero ha sufrido continuas ampliaciones que van del gótico al renacentista. Nada más entrar en el recinto y antes de entrar al Claustro de los Caballeros, vale la pena fijarse en la cúpula de media naranja con casetones pintados donde puede leerse la fecha de construcción: 1594. A continuación, se accede al monumental y único Claustro de estilo gótico-plateresco. Sin Palabras…

Alberga en sus muros las tumbas de numerosas familias riojanas, navarras y vascas de los siglos XVI al XVIII. Por ejemplo, en el ala sur, se encuentra la Capilla de doña Mencía López de Haro , cuyo sepulcro puede verse en el centro de las tumbas. Por una puerta de madera de nogal de estilo plateresco impresionante, se accede a la Iglesia, de estilo gótico tardío, formada por tres naves y crucero. Al fondo, Glori nos guió hasta el Panteón Real de estilo Renacentista. Aquí están enterrados personajes de dos dinastías diferentes: la Jimena o Abarca, que gobernó este reino de Nájera-Pamplona entre 918 y 1076, y la dinastía del rey García Ramírez el Restaurador, padre de Blanca de Navarra. Al fondo, la cueva, dónde todo empezó, con una talla de gótica de la Virgen de la Rosa.  Es todo el conjunto muy interesante, y desde luego, si además cuentas con una guía excepcional pues ¿qué más se puede pedir?…

Al salir del Monasterio, anduvimos por la plaza de Navarra restaurada y disfrutamos de unas vistas sobre el Monasterio espléndidas. No podíamos irnos sin probar una tapa de bacalao en un bar al que nos llevó Glori, a orillas del Najerilla, y así lo hicimos, obedecimos sin rechistar. Oído navegantes y amantes del Bacalao: Bar Náxara.

A comer no nos quedamos, porque teníamos previsto ir a la capital para culminar el viaje, y tampoco queríamos abusar de la hospitalidad de Glori, así que volvimos sobre nuestros pasos y recuperamos el coche que en esos momentos ya entraba en fundición por el calor. En el camino paramos a comer en Navarrete, un pueblo que no entraba en nuestra ruta pero al que tendríamos que volver cuando el mercurio no marcara 41 grados. Tuvimos la suerte de aparcar en una especie de plaza, junto al restaurante El Molino, con un menú del día bastante aceptable.  El calor achicharrante no daba tregua, así que decidimos, no parar en Logroño y seguir ruta hasta Pamplona.

El objetivo del viaje era conocer la provincia de La Rioja, su capital ya la habíamos pateado varias veces. Por eso, creo que hicimos bien en apretar el botón del aire acondicionado del coche y rodear la “capi” por las circunvalaciones. Aunque, tampoco estaría completo un diario viajero sobre la Rioja sin escribir unas líneas sobre Logroño, así que ahí va, el resumen: calle Laurel y alrededores. Vale, tampoco hay que pasarse. Los champis de la calle Laurel son el Santo grial de Logroño pero hay más cosas por ver y hacer: El Paseo de El Espolón, la  Con-catedral  de Santa María de La Redonda; el convento de la Merced, actual sede del Parlamento regional; la característica calle Portales, la iglesia de Santiago El Real, o la de Santa María de Palacio, son algunos ejemplos: https://www.youtube.com/watch?time_continue=15&v=uB6zwQD06_Q

La Rioja en vino y en directo…. Mucho qué ver, mucho por hacer… y si todo va regado y bien comido pues,  el acabóse, en el sentido más estricto y positivo de la palabra.

4 comentarios en “La Rioja, en vino y en directo

  1. otra vez un recorrido ameno y detallado en este blog, y un acierto comprobar con que agrado la autora pone en valor el patrimonio que atesoran lugares cercanos y sencillos. Apetece lanzarse ya a visitar estos pueblos y pasearlos despacio.

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